Los mosquitos son una gran molestia para todos, pero en especial para aquellos que se dicen “dulces para los zancudos”.
¿Pero será cierto que hay gente que atrae más a los mosquitos que otros?
Los mosquitos hembra, que son los únicos que pican, utilizan sobre todo el olfato para buscar alimento. Concretamente, son capaces de detectar el dióxido de carbono (CO2) que continuamente exhalamos los mamíferos y guiarse hasta la fuente que produce este CO2 ya que detrás suele haber sangre de la que alimentarse.
La hembra dispone de una larga y delgada trompa que le permite perforar la piel de los mamíferos, incluyendo a los humanos, para succionar la sangre. Luego de la picadura, cierta cantidad de saliva puede quedar en la herida y eso es lo que causa la picazón.
Algunas personas generan mayor CO2 que otras, por lo que en un espacio con dos o más individuos, el mosquito acudirá a aquella fuente de CO2 más grande. La cantidad de CO2 que exhalamos depende de varios factores, como el volumen corporal o la velocidad metabólica, de forma que las personas más altas o las mujeres embarazadas excretan más CO2 y, por tanto, son más susceptibles a ser picadas por el mosquito.
Además del CO2, los mosquitos también utilizan, para localizar su fuente de alimento, otras sustancias excretadas por las personas, como el ácido láctico, por lo que aquellas situaciones que incrementan la excreción de ácido láctico, como puede ser el ejercicio físico intenso, se predisponen a la picadura del mosquito.
No existen evidencias científicas acerca de una posible atracción por la “sangre dulce” (que no lo es), pero sí que se han identificado diversos mecanismos, como el del CO2 o el ácido láctico que hace que los mosquitos tengan predilección por ellos.
Curiosidades:
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